Indignación, pero nunca rendición.

Amo verdaderamente a las fundaciones de educación, que abusan y abusan de los incautos ue solo buscan estudiar, en la universidad le suben hasta las nubes el valor a los sueños de continuar para podernos graduar, pero al final que importa como solo pasamos por el proceso de producción, para graduar profesionales mediocres y obtener cartones con un alto valor y en el colegio simplemente abusan para poder parecer corderitos de buena caridad, que son fundaciones de niños menos favorecidos y cobran hasta la risa para dar educación de mala calidad, que berraquera de sociedad, siguen los ideales intactos de una juventud que busca el progreso y unos que se roban el dinero simplemente para pagar universidades de 20 millones a los hijos adoptivos, mientras los incautos pagan y se ven vulnerados al nisiquiera recibir los minimos derechos de educación e igualdad, ¡QUE VIVA LA MEDIOCRE EDUCACIÓN MEDIA Y SUPERIOR EN COLOMBIA, QUE ENTRE MAS PRIVADA MÁS EVADE IMPUESTOS Y ROBA A LOS IDIOTAS QUE COMO YO PAGAN PARA PODER RECIBIR ALGO DE EDUCACIÓN!

La barbarie y la sevicia de esta gente es tal que siguen haciendo de las suyas y nadie hace nada por temor a lo que pueda pasar, aguante durante años los abusos de una institución de medio pelo que se encarga de robar y hoy tristemente se siguen aguantando ofensas para los qeu vienen detras, en la universidad nos pasan por encima tambien, en la calle nos atropellan, en el transmilenio nos insultan, en la selva nos matan, abusan sexual, mental y fisicamente de nosotras y tras del hecho se ufanan de loq eu hacen, estoy verdaderamente trite y con mucha indiganción, pero se que en algun momento la querida fundación que conocemos se acabará.

Duele la impotencia, la tristeza de no ver resultados, pero creo que a pesar de todo el verde de los árboles, el azul del cielo en días soleados, la transparecia de la lluvia cuando cae, las sonrisas de los niños, la sabiduria de los viejos, el amor a la lucha de los jovenes como yo, las enseñanzas de profesores cultos y con ideales grandes, así como las flores o los pajaros que cantan si importar si hoy es lunes o domingo, la fuerza del mar profundo, la arena en los pies en la playa y la esencia viva de los que promulgamos lo que debe ser Colombia, nos deben levantar, la lucha nunca debe morir, somos fuertes por el solo hecho de estar aqui y de ver de manera diferente una sociedad que muere, mientras nosotros, nos negamos a desfallecer.

Arriba la lucha de quienes todavía ven el Amarillo de la riqeuza del ser, el Azul del cielo bendito, y los grandes mares que nos cuidadn y el rojo de la sangre ue no se derrama, sino que corre con fuerza por las venas de los colombianos que buscan cada día más y más razones para continuar y jamás desfallecer.

Catalina Chaparro Rincón